miércoles, 31 de agosto de 2011

JESÚS EN EL DESIERTO DE LA TENTACIÓN

Jesús orando y ayunando en el desierto
Todo el mundo reconoce en Jesús al maestro más grande que ha conocido la Humanidad.
En el desierto de la tentación, estando ayunando cuarenta días y cuarenta noches, el tentador intenta seducirlo, sabiendo que el Señor tenía hambre. Le dice a éste que convierta las piedras en pan, ante esta situación tan provocativa, Jesús, con voz segura y firme, le responde:

"No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios." (Mateo 4:4).

De este episodio de la Biblia aprendemos cuál es el carácter del Mesías.
Por otro lado, también aprendemos que el diablo conoce al revés y al derecho las Escrituras; que el nos ataca en circunstancias de mayor debilidad.
Sin embargo, también nos instruye que la oración y el ayuno tienen muchísimo poder para resistir las tentaciones del maligno. La confianza en Dios, el estudio de las Escrituras, el ayuno y la oración nos ayudan a salir triunfantes.

A continuación, les ofrezco la frase de nuestro Señor Jesucristo en varios idiomas, espero os agrade.

"No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios." (ESP.)
"Non seulement vivre de pain seulement, mais de toute parole qui sort de la bouche de Dieu." (FR.)
不僅單靠麵包生活,但每一個字從口中所得的上帝。(CHINO)
לא רק על הלחם לבדו יחיה, אבל כל מילה, כי התמורה מפיו של אלוהים (HEB.)
唯一のパンだけで生きる、ではなく、すべての単語によって、神の口から進行する。(JAPONÉS)
Όχι μόνο ζει από το ψωμί μόνο, αλλά με πάντα λόγον εξερχόμενον διά στόματος Θεού. (GRIEGO)
لا يعيش بالخبز وحده فقط، بل بكل كلمة تخرج من فم الله". (ÁRAB.)
"Non di solo pane vivrá l'uomo, ma di ogni parola che esce dalla bocca di Dio."(IT.)
"Nao só de pao viverá o homem, mas de tôda palavra que procede da bôca de Deus." (PORT)
"Man shall not live by bread alone, but by every word that proceedeth out of the mouth of God." (ING)
"No sols de pa viurà l'home, sinó de tota paraula que surt de la boca de Déu." (CATALÁN)"

Mateo 4:4

Dios les bendiga amigos, hasta la próxima.

Javier Cespedes H.         javiparisien@gmail.com


lunes, 22 de agosto de 2011

La preparación para enseñar


Por medio de instrucción divina, el Señor estaba preparado para la función más grande de la vida terrenal. En Lucas leemos:

"Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él"
(Lucas 2:40).

A esto le sigue un relato de las Escrituras en cuanto a la juventud del Salvador. Cuando tenía doce años de edad, acompañó a Sus padres a Jerusalén para celebrar la Pascua, como era la costumbre. Cuando regresaban a su hogar después de la celebración, descubrieron que Jesús no estaba con ellos. Al regresar a Jerusalén, lo encontraron.

"Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, y éstos le oían y le hacían preguntas" (TJS Lucas 2:46).

"Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas" (Lucas 2:47).

Este ejemplo de la vida temprana del Salvador muestra el sentimiento de apremio que Él sentía por enseñar la palabra de Dios. Un profeta que sintió un apremio similar fue Jacob, el hermano menor de Nefi. Jacob y su hermano José habían sido consagrados sacerdotes y maestros de su pueblo. Tomaban sus responsabilidades muy en serio, asumiendo que ellos mismos deberían dar cuentas si no enseñaban a la gente con diligencia. En el versículo 19 del primer capítulo de Jacob, escribió:

"Y magnificamos nuestro oficio ante el Señor, tomando sobre nosotros la responsabilidad, trayendo sobre nuestra propia cabeza los pecados del pueblo si no le enseñábamos la palabra de Dios con toda diligencia; para que, trabajando con todas nuestras fuerzas, su sangre no manchara nuestros vestidos; de otro modo, su sangre caería sobre nuestros vestidos, y no seríamos hallados sin mancha en el postrer día" (Jacob 1:19).

Al igual que el Salvador, los maestros también deberían tener un sentimiento de apremio por aprender la palabra de Dios. En la sección 93 de Doctrina y Convenios descubrimos que el Salvador no recibió "de la plenitud al principio, mas recibía gracia sobre gracia" (versículo 12). En la admonición que el Señor hizo a Hyrum Smith, dio un sabio consejo a todos los maestros. Dijo:

"No intentes declarar mi palabra, sino primero procura obtenerla, y entonces será desatada tu lengua; luego, si lo deseas, tendrás mi Espíritu y mi palabra, sí, el poder de Dios para convencer a los hombres" (D. y C. 11:21).

Colaboración: Fabiola Cespedes Hurtado
Editor: Javier Cespedes H.       javiparisien@gmail.com